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¿POR QUÉ NOS ASUSTA EL SILENCIO?

¿POR QUÉ NOS ASUSTA EL SILENCIO?

von Pérez Fernández Maximiliano -
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Hola. Al hilo de una breve charla sobre el ruido en las aulas que mantuve con Miguel Gambín, nuestro director titular, se me ocurrió averiguar algunos detalles imprtantes acerca del SILENCIO. Sin duda es un gran desconocido. Y para las nuevas generaciones parece no existir.

El silencio es más poderoso de lo que la mayoría de la gente piensa. Nos suele asustar el silencio que aparece de repente y da igual si estás en medio del bosque, en tu casa o en medio de la ciudad. Incluso en medio de una conversación el silencio nos incomoda y tendemos a llenar ese espacio con algún ruido o algún oportuno comentario que, en absoluto, nada tiene que ver con lo que hablamos en ese momento. Por regla general, agradecemos la ocurrencia que pone fin a nuestro "pequeño pánico".

Hay unas grandes verdades sobre el silencio que todos deberíamos conocer:

  • hace que hablemos con nosotros mismos de vez en cuando, aprendiendo a conocernos,
  • aparenta ser aburrido y angustioso porque no queremos darle ninguna oportunidad, haz la prueba, solo espera a que llegue y relájate,
  • en silencio aprecias lo pequeño que eres en oposición a la grandeza de lo creado y eres capaz de sentirte humilde,
  • te enseñará a no "cocerte en tus propios jugos", a no ser negativo y a controlar mejor ciertas emociones,
  • los silencios con tu "más mejor amig@" no son tales, son espacios de tiempo compartidos,
  • te enseña a explorar la calidad de tus pensamientos, a filosofar y ser crítico con la realidad circundante y contigo mismo,
  • hablar y hablar y hablar por hablar requiere una energía desproporcionada en relación a lo que te aporta; en cambio el silencio te regala tu propia energía y la incrementa.

¿Y si, además, llevamos el silencio a nuestras aulas y espacios de aprendizje?

Para empezar, numerosos estudios certifican que el exceso de ruido en los centros educativos tiene graves consecuencias para alumnado y profesorado. El agotamiento, el estrés y las patologías de la voz son los problemas que padece con mayor frecuencia el profesorado como consecuencia del ruido. De la misma forma, en el alumnado el ruido perjudica su rendimiento escolar ya que dificulta los procesos de atencion y aprendizaje. A esto se suma que el ruido es un gran impedimento para el alumnado con TEA (Trastorno del Espectro Autista) que presenta además hipersensibilidad sensorial o para el alumnado con diversidad funcional sensorial auditiva ya que a pesar de que puedan tener implantes la reverberación en el aula y el ruido en general dificultan la calidad de la audición.

Con frecuencia, muchos alumn@s se quejan de dolores de cabeza y malestar frecuente durante un día lectivo cualquiera y nadie podría sospechar en absoluto la incidencia del exceso de ruido durante una larga jornada lectiva. Habitualmente, algunos solicitan salir por encontrarse mal en algún momento... y al día siguiente, no ha pasado nada.

Lo cierto es que SÍ pasa algo en nuestro cuerpo y SÍ pasa algo en nuestra forma de comunicarnos. El aula debe ser un espacio de intercambio de ideas, de aprendizaje y enseñanza... PERO EN PAZ, controlando en qué medida nos comunicamos, siendo conscientes de cómo lo hacemos valorando el silencio como instrumento que favorece la CONCENTRACIÓN Y EL APRENDIZAJE.

María Montessori (quien no la conozca que busque su nombre en la Red) ya se dio cuenta del enorme potencial del silencio y entre sus métodos pedagógicos hay orientaciones muy claras al respecto. Puedes buscar en "Youtube" experiencias muy ricas en educación infantil y primaria.

Los niveles altos de ruido en el aula complican la convivencia y el estado anímico de las personas apareciendo en ocasiones conflictos entre los propios alumnos. Suponen un obstáculo para el proceso de enseñanza y aprendizaje y distorsiona la capacidad de las personas para apreciar las pequeñas cosas que debemos aprender a valorar. Las interrupciones constantes, el desorden comunicativo no se soluciona de la noche a la mañana pero sí podemos empezar a hacer un buen uso del silencio concienciando a nuestros alumnos del enorme valor que posee. No ayudan mucho a este objetivo el uso de cascos a todo volumen, la asistencia a espacios de ocio donde no se limita esta circunstancia, las discotecas y los bares donde el ruido lo inunda todo y, por supuesto, los alborotos en las aulas y la falta de conciencia sobre cómo nos comunicamos con los que tenemos cerca: gritar, hablar alto, hablar varios a la vez son circunstancias habituales en nuestras aulas. Ya va siendo hora de poner remedio por el bien de todos.

Empecemos por trabajar este asunto de manera que sean los propios alumnos los encargados de averiguar hasta qué punto nuestro espacio escolar es seguro acústicamente hablando. De su experiencia tiene que salir alguna medida que nos beneficie a todos ¡¡ Policía del ruido !! Help !

 

Shhhhhhao bambini